A 11 años para que (según la ONU) el cambio climático sea irreversible, tan solo el 5% de los productos que se fabrican en Europa utilizan materiales procedentes del reciclaje y energías limpias (Growth Within: a circular economy vision for a competitive Europe, Mc Kinsey & Co.)
La responsabilidad ambiental es, sobretodo, una cuestión ética. Pero también una oportunidad para generar un mayor engagement con nuestros usuarios. Tenemos que crear productos que respondan tanto a las aspiraciones de nuestro público como a su futura supervivencia.
Jamás el diseño había tenido tan elevado cometido por delante...
¿Que es la Economía Circular y que relación guarda con el diseño?
La economía circular es la alternativa sostenible a la economía lineal, basada en extraer, producir, usar y tirar. Propone mantener los productos y sus componentes materiales en circulación el mayor tiempo posible, recorriendo un ciclo que minimice el gasto energético y elimine la generación de residuos. Para la economía circular, los residuos se entienden como un recurso y no como un desecho. El modelo circular emula el funcionamiento de la naturaleza.
La circularidad no trata tan solo de reciclaje. También se orienta hacia sistemas de producción y hábitos de consumo mas eficientes, abriendo la puerta a la creación de nuevos modelos de negocio y productos alternativos. La aplicación de la economía circular requiere un cambio de visión a todos los niveles, implicando a la empresa, al consumidor y a la estructura política. Al mismo tiempo, tal como descubrirás leyendo este artículo, se presenta como una oportunidad estratégica para incrementar la competitividad de tu compañía y explorar nuevas oportunidades de negocio.
Así se diseña un producto bajo criterios de economía circular.
El Laboratori d’Ecoinnovació (un proyecto de Obra Social ”la Caixa” y de la Fundació Fòrum Ambiental) ha presentado un estudio en el que se identifican un total de 36 estrategias de economía circular. Todas ellas pueden agruparse bajo 6 categorías relacionadas con el diseño, que son las que resumo a continuación:
1. Selecciona los materiales
La selección de materiales, tanto del producto como de su envase, afecta a la vida útil del producto, a su relación con el entorno y al posterior proceso de reciclaje. Reducir el uso de materiales al mínimo posible es un reto de diseño que beneficia al medio ambiente y reduce los costes de producción.
Asimismo, reducir la variedad de materiales distintos en un mismo objeto (o hacerlo monomaterial) simplifica tanto la reciclabilidad como los procesos de gestión de proveedores.
Entre los materiales que generan menor impacto ambiental están los de origen natural, pero también los que son biodegradables, reciclables, recuperados, de proximidad y que no contienen sustancias nocivas.
Dependiendo de los requisitos funcionales del producto, también es importante elegir los materiales que ayuden a que éste sea mas eficiente desde el punto de vista de exigencia energética en relación con su uso. Puedes encontrar ejemplos en casi todos los productos que se producen. Desde grifos hasta thermos, pasando por toda clase de electrodomésticos y aparatos electrónicos. Por supuesto, también los objetos que se transportan de un lugar a otro de forma habitual o esporádica.
2. Diseña para minimizar el consumo de recursos y la generación de residuos durante la fabricación.
Aveces se presta mucha atención a la elección del material, pero no tanta a las emisiones nocivas, el consumo de energía, agua y otros recursos que se requieren al manipularlo. Te invito a desestimar los procesos de fabricación mas agresivos con el medio, como los que requieren del uso de productos químicos altamente contaminantes o altas cantidades de energía.
Igualmente importante es adaptar el diseño para minimizar el volumen de desperdicio de materias primas (mermas), especialmente en los procesos de fabricación sustractiva. No solo desperdiciarás menos material, también acortarás los costosos tiempos de mecanizado.
Otra estrategia consiste en reducir el número de piezas diferentes y estandarizar componentes y procesos para poderlos aplicar en mas de una solución de montaje.
Un diseño responsable se caracteriza por reducir la cantidad de procesos necesarios y el tiempo dedicado a cada uno. También procura generar el mínimo desperdicio y reciclarlo cuando éste se produce.
3. Diseña para optimizar la distribución y la logística.
Durante los procesos logísticos se genera un porcentaje importante de las emisiones contaminantes, que se pueden reducir a través del diseño del propio producto y su envase. La clave está en disminuir el número de proveedores e incluir criterios de proximidad en su elección. Y en cuanto a la distribución del producto acabado, tener un diseño que optimice los volúmenes y el peso.
Hay productos y embalajes diseñados para aprovechar al máximo las medidas estándar de palets, cajas y contenedores. También es habitual entregar productos parcialmente desmontados, para que el embalaje ocupe menos espacio.
Igual de importante es reducir la materialidad del envase al cumplimiento de su función protectora y prescindir de añadiduras estéticas.
4. Diseña productos que gestionen mejor los recursos.
Llegamos a la parte en la que el producto entra a formar parte de la vida del usuario. Un diseño circular procura que el producto requiera el mínimo de energía, agua y materiales para su uso o mantenimiento.
Además, el diseño debe fomentar la re-utilización de recursos y prevenir la emisión o el desprendimiento de sustancias o partes contaminantes.
5. Diseña productos para que duren.
La cultura de la “obsolescencia programada” ha dado lugar a una serie de prácticas de diseño contrapuestas a los principios de la economía circular. Éstas pretenden reducir el ciclo de vida del producto, haciendo que quede obsoleto, inservible o pasado de moda e induciendo al consumidor a sustituirlo por otro nuevo.
El diseño de las superficies y la selección de materiales duraderos y resistentes a la corrosión, las aboyaduras, los rallones y el desgaste ayudan a que muchos productos se utilicen durante mas tiempo.
Pero mantener el aspecto y la usabilidad intactos no son las únicas estrategias de diseño para que un producto viva mas tiempo. Es bueno poner la capacidad creativa de los diseñadores al servicio de este asunto, porque cada caso posibilita distintas opciones. Por ejemplo: Algunos materiales y acabados (como la madera o la piel) envejecen modificando la apariencia del objeto, aportándole una valiosa solera que sólo se puede obtener con los años.
La facilidad para el mantenimiento y la reparación es otro aspecto que retrasa la obsolescencia. Algunos productos (herramientas, equipos electrónicos, vehículos…) se pueden actualizar o modificar sustituyendo algunas de sus partes por otras, permitiendo adaptar el producto a distintas condiciones o a distintos usuarios sin necesidad de sustituirlos por otros nuevos.
Cada vez habrá mas personas animadas a reparar y actualizar sus objetos si quienes los creamos se lo ponemos fácil. Éstas tareas han de poderse realizar sin conocimientos o habilidades especiales y con herramientas estándar. En los casos que requieran la sustitución de piezas, que sean fáciles de conseguir.
Facilitar instrucciones para la reparación y proporcionar las piezas de recambio a través de la web puede proporcionar una fuente de ingresos extra y reforzar la relación del cliente con la marca.
6. Cierra el círculo.
Llegamos al final de recorrido, cuando finaliza la vida útil del producto. Algunos diseños simplifican el desmontaje del producto para su posterior reciclaje, sustituyendo uniones adhesivas por uniones mecánicas removibles. Es conveniente que el objeto presente un despiece visiblemente sencillo, rápido y con la mínima cantidad de componentes posible. Igualmente importante es que cada pieza sea fácilmente identificable para su separación y no contenga partes de otros materiales.
Cada vez mas fabricantes elaboran sistemas de devolución que incentivan la recuperación de partes re-utilizables, cuya vida es mas larga que la del resto de los componentes y permite su reincorporación en nuevas unidades.
Legislación europea
Como decía al principio de este artículo, la estructura política es uno de los tres pilares que sustentan la economía circular (junto con la empresa y el consumidor). Fuera del ámbito de este artículo, no quisiera dejar de mencionar los numerosos instrumentos legislativos de obligado cumplimiento en la CE que regulan aspectos como durabilidad, desmontaje, mantenimiento, embalajes, gestión de residuos, uso de materiales, etc. Así como de de directivas, igualmente obligatorias, para la Declaración de Conformidad para el Marcado CE.
Las legislaciones a aplicar varían en función de la naturaleza de cada producto. También hay legislaciones vigentes a nivel nacional, que dependen de cada estado miembro. Si necesitas mas información al respecto, puedes ponerte en contacto conmigo para hablar de tu caso.
También existen otras directivas sobre contratación pública que fomentan la demanda de bienes y servicios más sostenibles por parte de los organismos públicos. Y que aún no siendo obligatorias, ponderan en las licitaciones de compra.
Conclusión
Espero que estos seis apartados te ayuden a mantener una visión mas esquemática y útil para definir (o revisar) la política medioambiental de tu compañía, con apartados concretos y verificables.
En muchos aspectos, las ventajas ecológicas positivas para el medioambiente son también ventajas económicas positivas para la empresa. Además, su aplicación abre la puerta a nuevas formas de innovar. Así que no cabe duda que la economía circular es una filosofía que además de salvar nuestro futuro, nos ofrece la oportunidad de plantear nuevas ventajas competitivas.
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